Las mil y una posibilidades de disfrutar del Puerto de Maó
La ciudad de Maó (Mahón), la capital de Menorca, esconde entre su puerto y sus calles una historia milenaria. Numerosos pueblos han dejado su huella en la Isla y la capital recoge todo este legado histórico a través de sus monumentos, su arquitectura y su entramado urbano. Sin duda, el puerto es uno de los enclaves más representativos de Mahón, por sus dimensiones, por su belleza natural, por su ubicación estratégica en pleno Mediterráneo Occidental y por su función de puerta de entrada a la ciudad y a la Isla de Menorca.
Con una longitud de 6 kilómetros, está considerado como el segundo puerto natural más grande de Europa y también como uno de los puertos más seguros.
A los pies de la ciudad, el puerto es uno de los epicentros de la actividad urbana y en su Paseo Marítimo se dan cita un buen número de establecimientos comerciales y de ocio, con gran actividad durante los meses de verano.
El Puerto de Mahón merece un paseo a nivel de mar. Con una moto de alquiler en Menorca podremos disfrutar de este itinerario por el puerto, empezando por el extremo más levantino, recorriendo todo el muelle de poniente y la zona industrial hasta La Mola, desde Cala Figuera hasta la Estación Naval. Y siempre que se pueda, es recomendable hacer una excursión en alguna de las embarcaciones turísticas para poder visitar también las emblemáticas Islas del puerto, la Illa del Rei, Pinto y Llatzeret, para conocer mejor su historia y para tener todas las visiones posibles de esta mágica ensenada que cambia de tonalidad según la época del año, la hora del día y la intensidad de la luz.
Asimismo, recorrer los miradores que se levantan sobre los acantilados del puerto y el mismo Paseo Marítimo, en el que el mar está al mismo nivel que el pavimento, nos va a permitir tener una verdadera panorámica de este espectacular enclave.
El Mirador de Sant Francesc está sobre los antiguos huertos y bancales de los franciscanos. Desde allí se divisa con claridad sa Colàrsega, el puerto industrial, el puerto de invernada e incluso Monte Toro. El de Ses Monges es el más reciente de los miradores sobre el puerto. Colgado de los acantilados, ofrece una magnífica vista de la zona interior de la dársena del puerto.
El Mirador del Pont des Castell es por el contrario el más antiguo de todos los miradores de la ciudad, pues ya existía en el interior del castillo de Maó, formado por las calles que rodean la actual Plaza de la Conquista.
Frente a él, el Mirador del Carme, que fue construido con la reforma del Claustro del Carmen y del mercado y que ofrece una magnífica panorámica de Ses Voltes.
Para contemplar desde arriba la Estación Naval y sus aledaños, está el Mirador de Miranda, sobre los antiguos huertos de las Carmelitas.
Por último, el Pont des General, un estrecho callejón que une el puerto con la ciudad, ofrece una imagen diferente del puerto, con todos los tejados de los edificios del Moll de Ponent, entre los que destaca la antigua Eléctrica Mahonesa y las destilerías de la ginebra menorquina, el Gin Xoriguer.
También es de obligada visita la Fortaleza de la Mola, en una pequeña península declarada Bien de Interés Cultural que supuso el lugar idóneo para construir a mediados del siglo XIX una fortificación necesaria para defender la Isla de los británicos. La Mola no fue nunca atacada y por eso mantiene un excelente estado de conservación. En el siglo XX fue utilizada como centro penitenciario y en los años 70 se transformó en cuartel militar.